jueves, 17 de julio de 2014

Historia de la moneda en la Corea antigua


Corea no comenzó a utilizar monedas hasta la dinastía Goryeo (936-1392 D.C.), aunque la mayoría de la gente siguió comerciando mediante el trueque basado en materias primas como los granos de arroz o la ropa hasta bien entrada la dinastía Joseon.
El dinero que llegó a circular durante la dinastía Goryeo eran sobre todo monedas de cobre o hierro importadas de China, aunque en un determinado punto el propio reino de Goryeo también acuñó su propia moneda en el año 996.
Moneda con la inscripción 乾元重寶 (geon won jungbo) en su anverso y 東國 (dong guk) en el reverso.
Esta moneda (mostrada arriba) es reconocida como la primera moneda de la historia acuñada en Corea. En el anverso tiene la inscripción 乾元重寶 (geon won jungbo), que quiere decir «moneda fuerte del emperador Su Zong» a manera de copia de las monedas chinas con la misma inscripción que circulaban por la península. Lo único que la diferencia de estas últimas es la inscripción del reverso, 東國 (dong guk), que quiere decir «país del Este», para indicar que provienen de un país situado al este de China —o como se dice en chino: 中國 (jung guk), «país del medio»—, es decir, Corea (Goryeo).
Pero a pesar de la propia acuñación el uso de las monedas en el comercio (propias o chinas) no llegaba a imponerse frente al trueque. A partir del año 1097 el rey Sukjong (肅宗) volvió a intentar implantar un sistema monetario. Comenzó volviendo a acuñar monedas, esta vez con las inscripciones 海東通寶 (hae dong thongbo), 三韓通寶 (sam han thongbo) y 東國通寶 (dong guk thongbo), que quieren decir moneda del Mar del Este, de los tres reinos de Han y del país del Este respectivamente. Los tres nombres hacen una obvia referencia a la península coreana.
Moneda con la inscripción 三韓通寶 (sam han thong bo).
El uso general de las monedas seguía sin cuajar en Corea así que el mismo rey Sukjong tuvo otra idea para no desistir en su implantación de un sistema monetario que remplazara el trueque. Ya que las monedas no parecían funcionar, decidió usar otro objeto como divisa; jarrones de plata con la forma de la península coreana, llamados eunbyeong (銀瓶).
Reproducción de un eunbyeong.
El uso de los eunbyeong de plata llegó a volverse bastante popular dentro de la aristocracia para el pago de grandes transacciones pero, una vez más, el intento de establecer un sistema monetario fracasó y el trueque volvió a imponerse como el medio general de comercio.
Hasta la dinastía Joseon (1392-1897) no se logró imponer la moneda en Corea.
Con el cambio de dinastía el gobierno volvió a intentar por enésima vez imponer un sistema monetario en el país. En el año 1401 el rey Daejong (太宗) decidió utilizar el papel moneda como divisa representativa en lugar de las fracasadas monedas. Esta especie de billetes se llamaban jeohwa (楮貨) e imitaban los billetes chinos que comenzaron a utilizarse en dicho país desde el siglo XIII.


Ejemplos de billetes jeohwa.


jueves, 10 de julio de 2014

Descubriendo Corea (III) – Ewha, cafés y karaokes


Me despertó la alarma del móvil de prepago que me compré el dia que llegué a Corea. Vi que tenía un mensaje de mi amiga Yumi. Ponte mascarilla. Aquellos días decían que venía una tormenta de arena de China. Cuando salí a la calle comprobé que, efectivamente, había mucha gente con mascarilla, una escena que nunca había visto en Europa. No fueron pocos los ajoshisque me intentaron vender alguna y tengo que confesar que compré una para hacer el paripé, pero tras estar cinco minutos con ella puesta decidí guardarla como un mero recuerdo y no utilizarla más, pues la verdad es que no creía que esa arena pudiera afectar mi aparato respiratorio. La mascarilla era, de hecho, lo que no me dejaba respirar.
Aquella mañana tenía que ir a la Universidad de Ewha para inscribirme en un curso de coreano de tres meses de duración, pues la verdadera razón de mi viaje no era simple turismo sino adquirir una base de coreano.
Dicha universidad se sitúa en una especie de colina, por lo que para llegar hasta ella hay que ascender por unas calles empinadas que, a esas horas de la mañana, se encontraban bastante vacías, en silencio. El cielo nublado y una especie de neblina fina —sería la arena—, envolvían místicamente ese extraño silencio que poco a poco comenzó a romperse por un lejano sonido.Tac, tac, tac, tac, tac
Subí por aquellas calles estrechas y empinadas aderezadas por las verjas bajadas de tiendas cerradas y la ausencia de gente; me dejé llevar por aquel tac tac y lo acompañé con el sonido de mis jadeos producidos por el cansancio de subir esas cuestas. Tac, tac, tac… Cada vez se oía más fuerte. Los estrechos callejones se abrieron en una amplia calle, a la orquesta de esos chasquidos y a mi aliento se unió el rugir de los coches y el piar de algún tímido pájaro. Los rayos del sol penetraban inclementes la neblina de arena y nubes. Olía a mañana. Aquel ruido peculiar no desaparecía, marcaba el compás de aquella melodía metropolitana y matinal. Los edificios de tiendas, restaurantes, gente despistada con el sueño pegado a la cara, eran el preámbulo a una gran puerta que rompía de un plumazo el gris del asfalto y del humo de los coches, pues tras ella solo había un gran jardín y un camino recto que llevaba hacia un majestuoso edificio de apariencia europea —o norteamericana.
Antes que yo, pasaron por esa puerta decenas de esbeltas mujeres vestidas con elegantes faldas y blusas. Caminaban con un ritmo bastante acelerado pero uniforme, como dando saltitos, apresuradas, marcando, ahora con fuerza, ese ritmo matutino, con sus tacones. Cientos de tacones chocando contra el suelo, uno detrás de otro, como un tambor que anunciaba el comienzo de las clases en aquella universidad para mujeres.
Tac tac tac tac…


jueves, 3 de julio de 2014

Descubriendo Corea (II) – Noche en Shinchon


El humo del cigarrillo se alejaba ondeante mezclándose con los últimos rayos del sol de la tarde. La oscuridad era ya acuciante, pero el alumbrado era tan escaso que solo dejaba ver una penumbra únicamente rota por algún que otro letrero luminoso en lo alto. La poca visibilidad no daba más lugar que a dejarme llevar por el resto de mis sentidos. Mientras caminaba, muy lentamente, hacia la estación de metro de Shinchon —donde había quedado casi una hora más tarde—, dejé seducirme por los variopintos olores de aquellas calles. No me atrevería a decir que fueran olores agradables, aromas o perfumes; eran una mezcla de olor a picante y humedad que, sin embargo, me atraían de una manera especial, pues era el olor de lo desconocido, un olor nuevo que sugería aventura, vida, y vida es precisamente lo que Seúl desprende por cada rincón, una vitalidad frenética, incansable, ruidosa, que me esperaba nada más doblar la esquina.



Salí de unos callejones oscuros y empinados para chocarme de golpe con una explosión de destellos y sonidos y, sobretodo, de gente.  Aquel inmenso contraste entre las calles solitarias y sin luz de antes y aquel baturrillo de movimiento y estímulos me dejó trastocado por unos segundos. Lo más parecido que había visto a eso en mi vida era quizás el Times Square o el cruce de Shibuya, pero sólo lo había visto en fotos o por la televisión, en cambio esto era en vivo, y nadie me había avisado de ello, y no era ni una plaza ni un cruce, era todo un entramado de calles que parecía no tener fin. «Increíble», pensé. Y como si despertara de un shock, el barullo de la gente, envuelto grácilmente por una canción que me resultaba increíblemente familiar se acercaba poco a poco a mis oídos, como la onda de una explosión. Se trataba de “Sunset Glow” de Big Bang. Ahh, ahh, ahh, ah ah ah, ahh ahh… Cuántas veces había escuchado esa cantinela en mi mp3 antes de venir a Corea, imaginándome mi viaje, imaginándome a mí mismo descubriendo este país. Pero ya estaba aquí. Algo que en un momento me había parecido impensable, viajar tan lejos, solo, casi sin saber el idioma… Na neo reul sarang hae.. I love you girl!  ¡No venía de ningún mp3, venía de las mismísimas calles!. Ahora PSY se ha hecho famoso por todo el mundo gracias a Gangnam Style, pero en aquel entonces, escuchar una canción coreana en plena calle sólo podía indicar que estabas en Corea.