Cualquier noche de otoño era oscura y fría, y el recio aire contaminado de la industrialización boyante se introducía en cualquier parte de la ciudad de tal manera que hacía que la gente no se molestara siquiera por el humo del tabaco, pues aquellos que fumaban se volvían menos sensibles a la contaminación, aunque el trabajo y la presión no fueran tan fácil de diluir.
Sólo el barullo de la multitud y las brillantes luces que los carteles de neón irradiaban podían transmitir un poco de humanidad a aquellas calles grises de Seúl.
Por aquel entonces, Corea del Sur estaba gobernada por una junta militar liderada por el general Chun Doo-Hwan, uno de los principales responsables de la infame Masacre de Gwanju de 1980.
La juventud de la época tenía su libertad limitada en gran medida y no podía, por ejemplo, dar muestras de afecto en público, llevar minifalda o escote en el caso de las chicas o tener el pelo muy largo en el de los chicos. No podían tampoco escuchar música rock extranjera o ver películas americanas en el cine – más que nada porque no tenían la posibilidad material de acceder a estos productos -, y se acababa de levantar la prohibición de emitir la programación televisiva en color.
La juventud de la época tenía su libertad limitada en gran medida y no podía, por ejemplo, dar muestras de afecto en público, llevar minifalda o escote en el caso de las chicas o tener el pelo muy largo en el de los chicos. No podían tampoco escuchar música rock extranjera o ver películas americanas en el cine – más que nada porque no tenían la posibilidad material de acceder a estos productos -, y se acababa de levantar la prohibición de emitir la programación televisiva en color.
Uno de los pocos lugares en los que la gente joven podía disfrutar de un cierto grado de libertad, lejos de miradas ajenas, eran unos particulares bares, conocidos como casas de té, en los que se podía escuchar música variada (음악다방).
Estos bares normalmente eran bastante pequeños y estaban llenos de humo y gente joven charlando, fumando, ligando, bebiendo café o té y, sobre todo, escuchando música que probablemente no tenían la oportundiad de escuchar en otra parte.
Estos bares normalmente eran bastante pequeños y estaban llenos de humo y gente joven charlando, fumando, ligando, bebiendo café o té y, sobre todo, escuchando música que probablemente no tenían la oportundiad de escuchar en otra parte.
La música de una casa de té era elegida cuidadosamente por un pinchadiscos para satisfacer los gustos de una juventud vanguardista, aunque hay que tener en cuenta que, la música que hacían los jóvenes coreanos de la época, que no habían tenido la oportunidad de escuchar mucha música occidental, no se parecía mucho a lo que los jóvenes del resto del mundo escuchaban por aquel entonces.
Así que la música “de vanguardia” en Corea en los ochenta era, en realidad, una gran cantidad de baladas con cierto aire folclórico y letras vagas (debido esto también a la censura), de entre las que sin embargo sobresalía alguna que otra canción de significado profundo y cantada por alguien con una voz emotiva y admirable.
Estas voces de gran calidad, mezcladas con el sonido de las guitarras eléctricas y
con un toque ochentero de baterías eléctricas y bajos profundos -pequeña reminiscencia que pudo penetrar en Corea de la música occidental -, quizás transmitieran un sentimiento joven y vigoroso que probablemente se magnificara en aquellos ambientes underground y cargados de humo de las casas de té.
Así que la música “de vanguardia” en Corea en los ochenta era, en realidad, una gran cantidad de baladas con cierto aire folclórico y letras vagas (debido esto también a la censura), de entre las que sin embargo sobresalía alguna que otra canción de significado profundo y cantada por alguien con una voz emotiva y admirable.
Estas voces de gran calidad, mezcladas con el sonido de las guitarras eléctricas y
con un toque ochentero de baterías eléctricas y bajos profundos -pequeña reminiscencia que pudo penetrar en Corea de la música occidental -, quizás transmitieran un sentimiento joven y vigoroso que probablemente se magnificara en aquellos ambientes underground y cargados de humo de las casas de té.
He aquí algunos ejemplos de la música coreana de principios de los ochenta: